¿Qué es la Escuela Austríaca?

“Considero al Estado como un enemigo”, es una frase del presidente electo de Argentina, Javier Milei, que condensa en seis palabras su pensamiento económico.

Autodefinido como libertario, Milei ganó este domingo las elecciones prometiendo recortar drásticamente el gasto público, desregular la economía, privatizar las empresas públicas, cerrar el Banco Central, reducir los impuestos, terminar con las indemnizaciones laborales por despido y, en definitiva, borrar los cimientos del sistema económico argentino.

Todas medidas radicales que implican un giro de 180 grados en la política y la economía de un país en crisis.

La dolarización total de la economía, una de las propuestas que ha causado mayor interés y controversia dentro y fuera del país, se convirtió en emblema de un economista que se presenta como un “anarquista de mercado” que aborrece el devaluado peso argentino. “No puede valer ni excremento”, gritó a los cuatro vientos, refiriéndose a la moneda argentina.

Pero, ¿de dónde vienen las ideas económicas de Milei?

Él admite ser un devoto de la Escuela Austriaca de Economía, una corriente de pensamiento cuyo fundador fue el austrohúngaro Carl Menger, a finales del siglo XIX.

Los “austriacos”, que pese a tener distintas nacionalidades han conservado el apodo del lugar de origen de las teorías, creen que la libertad individual es la base del progreso económico.

Eso significa que las decisiones económicas deberían ser tomadas por individuos y no por el Estado o cualquier otra autoridad central.

“Hoy comienza el fin de la decadencia argentina. Se termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente”, dijo Milei la noche del domingo al celebrar el triunfo ante Sergio Massa, ministro de Economía y firme defensor del Estado.

Milei culpa al Estado de la crisis económica del país y al Banco Central de la elevada inflación y devaluación del peso, para lo que propone dolarizar la economía.

Aunque se mantuvo dentro de un círculo restringido de seguidores, la Escuela Austriaca atrajo un renovado interés en la década de 1970, después de que Friedrich Hayek ganara el Premio Nobel de Ciencias Económicas de 1974.

Junto al economista Gunnar Myrdal, recibieron el galardón “por su trabajo pionero en la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas y por su penetrante análisis de la interdependencia de los fenómenos económicos, sociales e institucionales”, señaló la Real Academia Sueca de Ciencias.

Hayek fue reconocido por sus trabajos publicados en los años 20 y 30. “Fue uno de los pocos economistas que advirtió sobre la posibilidad de una crisis económica importante antes de que se produjera el gran crack en el otoño de 1929”.

Hayek, uno de los grandes exponentes de la Escuela de Austria (discípulo de Friedrich von Wieser y de Ludwig von Mises), es conocido por sus duras críticas al socialismo en una época en que EE.UU. y Rusia se disputaban un mundo bipolar.

Hayek visitó dos veces Chile (1977 y 1981). En el primer viaje se reunió con Augusto Pinochet, quien lideró el golpe de Estado contra Salvador Allende, y deslizó su apoyo al régimen en entrevistas con la prensa local.

“Personalmente prefiero una dictadura liberal a un gobierno democrático carente de liberalismo”, dijo Hayek.

Lo que suele unir a los austriacos es su rechazo a las teorías económicas marxistas, keynesianas, monetaristas o neoclásicas y su adhesión a la idea de que la ciencia económica se deriva de la lógica filosófica y que, por lo tanto, solo se puede desarrollar teoría económica sólida a partir de principios lógicos fundamentales.

Anclados en esas premisas, sus seguidores defienden con uñas y dientes el libre mercado y la propiedad privada.