Resumen Historia de Chile (5) – Inserción de la economía chilena en el mundo

Inserción de la economía chilena en el comercio mundialDurante el siglo XIX, en el noroeste de Europa y en Estados Unidos tuvieron lugar la Revolución Industrial y el auge del sistema capitalista. Esto significó que estas regiones demandaron una gran cantidad de materias primas útiles para la fabricación de diversas máquinas y productos, así como alimentos para su creciente población urbana. Requerían, además, metales preciosos, que eran medios fundamentales para los intercambios mercantiles. Desde su Independencia, Chile implementó políticas de apertura a los mercados exteriores, lo que le permitió insertarse en los flujos del comercio mundial. A estas políticas se agregó el hecho de que los empresarios nacionales supieron explotar los yacimientos de cobre y plata, además de desarrollar el cultivo de trigo y la producción de harina, insumos que tenían una gran demanda internacional. Por último, el progreso en los medios de transporte, en particular la navegación a vapor, facilitaron los vínculos entre nuestro país y las naciones industriales.
La economía chilena (1818-1878)Durante el período 1818-1878, es decir, antes de que Chile conquistara los territorios ricos en salitre en el Norte Grande, la economía chilena se basó en la minería de plata, de cobre y de carbón, en la agricultura, en especial en el cultivo y molienda de trigo, y en el comercio exterior. Hubo un desarrollo paralelo de la legislación económica (Código Civil de 1855, leyes aduaneras, etc.) y de la institucionalidad financiera que permitió el crecimiento de nuestra economía.

La minería de la plata se sostuvo gracias al descubrimiento sucesivo de varios yacimientos minerales. El más importante de ellos fue en Chañarcillo, cerca de Copiapó, en 1832. La minería de cobre se asoció a la construcción de fundiciones que contaron con la más moderna tecnología de su tiempo, lo que permitió exportar barras y no solo mineral en bruto. La fundición de cobre estimuló, a su vez, a otras industrias, como maestranzas metalmecánicas, la fabricación de ladrillos refractarios y, sobre todo, el inicio de la minería del carbón en la provincia de Arauco. La producción y exportación de harina, por su parte, se vio favorecida por la instalación de numerosos molinos y por el desarrollo de los medios de transporte, así como de caminos y de los ferrocarriles.
Consecuencias sociales de los cambios económicosEl crecimiento económico de Chile estuvo asociado a importantes cambios sociales: surgió un nuevo grupo de empresarios mineros, agrícolas y financieros que se incorporaron a las filas de la élite dirigente del país; hubo una diversificación de los distintos grupos de trabajadores rurales y urbanos, y tuvo lugar un sostenido aumento de la población en las ciudades, en especial Santiago, Valparaíso y las del Norte Chico, como Copiapó.
Aporte extranjero al desarrollo de ChileMuchos inmigrantes extranjeros o ciudadanos de otros países que se asentaron durante un tiempo en Chile realizaron aportes fundamentales en campos como la cultura, ciencia, economía y arte. Entre ellos se destacaron los inmigrantes alemanes que llegaron al sur y la comunidad de británicos que se estableció en Valparaíso. Carlos Anwandter, por ejemplo, fundó una próspera industria cervecera en Valdivia; el inglés Thomas Somerscales pintó hermosos paisajes y cuadros de marina, y el alsaciano Carlos Lambert introdujo en Chile el horno de reverbero, fundamental en la fundición de cobre. Por otro lado, el Estado chileno contrató a científicos y geógrafos extranjeros a quienes dio la responsabilidad de realizar el reconocimiento del territorio nacional. Entre estos, el más importante fue el naturalista francés Claudio Gay.

Resumen Historia de Chile (3) – Independencia y formación del Estado nacional

Factores que precipitaron el movimiento independentistaDiversos factores actuaron sobre el proceso independentista en Chile. Las ideas de la Ilustración, el ejemplo de la revolución norteamericana (1775-1781), la existencia de la joven república estadounidense (desde la Declaración de Independencia de 1776) y los ideales de la Revolución francesa proclamados en documentos como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano incentivaron a muchos criollos. Por otra parte, al interior de la colonia había pugnas políticas y económicas entre los criollos (chilenos descendientes de los españoles) y las autoridades provenientes de la península ibérica. Finalmente, España sostuvo diversas guerras durante el período 1779-1813, lo que debilitó su capacidad de controlar a las colonias.
Las guerras de independenciaEl proceso de independencia se inició con la instalación de la Primera Junta de Gobierno el 18 de septiembre de 1810, aunque en aquel momento los patriotas decididos por la emancipación total de España eran una minoría. Sin embargo, los hechos ocurridos durante la Patria Vieja (1810-1814) y la Reconquista española (1814-1817) hicieron irreversible el camino independentista. En los cuatro años entre septiembre de 1810 y octubre de 1814, la Primera Junta de Gobierno, el Primer Congreso Nacional y el gobierno de José Miguel Carrera realizaron reformas trascendentales y se preocuparon de la difusión de las ideas independentistas y republicanas. Los chilenos debieron enfrentar, además, a tres ejércitos de reconquista enviados por el virrey Abascal desde el Perú. Finalmente, la Independencia fue oficialmente proclamada el 12 de febrero de 1818 por Bernardo O’Higgins, elegido Director Supremo de la nación.
Impacto de la guerra y década de 1820Las guerras de independencia causaron devastación en los campos y ciudades, particularmente en la zona central del país, entre Santiago y Concepción, que fue donde se libraron la mayoría de combates y batallas. Tras la renuncia de O’Higgins en 1823, se abrió un período en que predominaron las autoridades provinciales sobre las nacionales. Durante este período hubo dos constituciones: la moralista de 1823, que nunca pudo ser aplicada, y la liberal de 1828. En la segunda mitad de esa década recrudeció el conflicto entre los liberales (pipiolos) y los grupos conservadores (pelucones, estanqueros y o’higginistas), alcanzando el punto culminante en la guerra civil de 1829-1830, en la que se impusieron los conservadores liderados por Diego Portales.
Los decenios conservadores (1831-1861)Los contemporáneos y, más adelante, los historiadores denominan decenios conservadores a los gobiernos de José Joaquín Prieto (1831-1841), Manuel Bulnes (1841-1851) y Manuel Montt (1851-1861). Durante este período dominaron los preceptos autoritarios, centralistas y presidencialistas de la Constitución de 1833. Entre los años 1836 y 1839 Chile salió vencedor en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, hito que fortaleció el sentimiento nacional. Entre los años 1831 y 1861, los grupos liberales manifestaron de diversas maneras su oposición al régimen conservador, llegando a la insurrección armada en 1851 y 1859. Finalmente, un hecho menor, “la cuestión del sacristán”, fracturó las filas del conservadurismo y en 1861 fue elegido presidente José Joaquín Pérez, con el apoyo de la fusión liberal-conservadora.

Procesos y tendencias – La Independencia

El peso de la IlustraciónJunto a factores coyunturales, las ideas de la Ilustración europea estuvieron también presentes en las aspiraciones que impulsaron la lucha de los criollos en las colonias españolas. Hoy la libertad nos parece un bien incuestionable; sin embargo, este ideal recién se popularizó en el siglo XVIII. Cuando surgieron los sentimientos nacionales, primero en Europa y después en América, se hizo común que las comunidades de individuos unidas por un mismo idioma, cultura o situación geográfica, comenzaran a reclamar su autonomía. Estos sentimientos y reclamos estuvieron en la base de la lucha por la plena y entera independencia política.

La búsqueda de independencia la iniciaron principalmente las generaciones jóvenes, de modo teórico primero, leyendo libros y discutiendo apasionadamente entre ellos. Los líderes independentistas de toda América Latina recorrieron un camino difícil para propagar las ideas liberales y conseguir hacer legítimas en la sociedad que les tocaba vivir.
Ideas políticas y liberalesConceptos como el de soberanía popular, de acuerdo al cual se entiende que el poder radica en el pueblo, quien se reconoce capaz de darse sus propias leyes y hacerlas respetar, o la noción de autodeterminación, que deposita en los habitantes de una unidad territorial la decisión acerca de su organización política, estuvieron en la base del ideario político independentista que los criollos defendieron. Igualmente importante para la fundación de los nacientes Estados americanos fue el principio de gobierno representativo, según el cual las autoridades deben ser designadas de acuerdo a algún principio de elección, para que ejerzan las labores de gobierno en nombre del pueblo. Por último, se reconoció la importancia de que los gobiernos y las autoridades se rigieran por una ley fundamental o Constitución, de acuerdo al constitucionalismo en boga.

Estas ideas se habían popularizado a partir de la Revolución francesa y de la independencia de los Estados Unidos. Sin embargo, fue necesario que a comienzos del siglo XIX, nuevos acontecimientos políticos ocurridos en Europa debilitaran al Imperio español, para que las ideas independentistas comenzaran a traducirse en acciones concretas.
El ideal de un Estado nacionalPara Chile, al igual que para el resto de los países de América Latina, el proceso de independencia significó el término de una larga relación política con la corona española y el inicio de un gran desafío: llevar a la realidad el ideal de un Estado nacional.

Un Estado puede ser definido como una forma de organización jurídica y política que agrupa a un conjunto de población bajo un mismo gobierno, dentro de un territorio común, vinculados por un propósito propio. En ésta u otras definiciones posibles de Estado, casi siempre encontramos involucrados cuatro elementos: la idea de comunidad o nación; la referencia a un territorio; el ejercicio de un poder legítimo y legal; y la presencia de un propósito o finalidad común. Así, la nación chilena, en las primeras décadas del siglo XIX vivió el proceso de dotarse de una organización jurídica y política, regida por una ley fundamental o Constitución Política que regularía los deberes y derechos de gobernantes y gobernados.
La creación de una repúblicaEn términos de sistema de gobierno, la Independencia marcó el paso de un sistema monárquico a uno basado en la organización republicana. La república puede ser definida como una forma de gobierno representativo en que el poder reside en el pueblo, el cual delega las funciones de gobierno en sus representantes. En esta forma de organización estatal, que surgió como oposición a la monarquía, el jefe de Estado puede ser una sola persona o un grupo colegiado, que se elige de modo directo o indirecto. La forma de organización de una república puede ser federal o unitaria. El orden republicano descansa en el adecuado funcionamiento del Estado, a través de los tres poderes autónomos que lo conforman: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.

En los años inmediatamente posteriores a la Independencia, el país se dio a la tarea de organizar un sistema de gobierno que respondiera a las características propias de una república, aunque con un sesgo aristocrático al no participar todos los sectores. Ello, en un contexto histórico marcado por la inestabilidad política y económica propia del paso que se estaba dando. En lo político, esta inestabilidad se expresa en las vicisitudes de los períodos conocidos como “Patria Vieja”, “Reconquista” y “Patria Nueva”. En lo económico, las guerras de independencia habían incrementado, por una parte, los gastos y, por otra, reducido los ingresos: el panorama no era alentador.
Nuevas tendencias políticasEn el proceso de crear una República, surgieron entre los criollos diferentes bandos políticos, que manifestaron sus preferencias proponiendo distintas formas de gobernar. Algunos líderes independentistas encabezaron tendencias políticas: fuese como caudillos, dirigentes políticos o militares con poder de facto, conquistaron seguidores que proyectaron en ellos sus ideales políticos. Ejemplos fueron los grupos opuestos, de “carrerinos” y “o’higginistas”. Más tarde, se destacaron los “pelucones” (conservadores) y los “pipiolos” (liberales). Muy cercanos a los primeros se encontraban los seguidores de Diego Portales, que dieron origen a la tendencia “estanquera”. Por su parte, dentro de la familia liberal se desarrollaron tendencias menores, como el federalista.
Una identidad nacionalEn este camino de consolidación de nuestro país como Estado independiente no sólo se crearon las instituciones que permitirían la instauración de un orden político; también se desarrolló y expandió un sentimiento de identidad nacional. Esta identidad se conformó sobre la base de determinados símbolos, ideas, costumbres y prácticas que la población fue asumiendo como propias y representativas de su forma de enfrentar la vida.