La Belle Époque

Fue un período que abarcó desde 1871 a 1914 y se denomina así, porque tras la Primera Guerra Mundial quedó en la memoria como una etapa alegre y despreocupada de la historia, sobre todo al compararla con los acontecimientos posteriores a las guerras mundiales.

Se caracterizó por ser un período de prosperidad económica, estabilidad política, relativa paz social y enorme creatividad artística e intelectual. El auge económico e industrial favoreció el desarrollo de los avances científicos y la innovación tecnológica. La fe en la ciencia y el progreso creó un ambiente triunfalista. La vida social se transformó por el avance de la urbanización y la modernización de las ciudades.


La prosperidad

Estilo de vida

Para buena parte de los habitantes de las naciones industriales, la vida cotidiana cambió notablemente en el curso de las últimas décadas del siglo XIX: adelantos tecnológicos como el teléfono y el telégrafo facilitaban las comunicaciones; la iluminación eléctrica brillaba en las grandes avenidas de las principales ciudades; el fonógrafo permitía disfrutar de la música en casa. Los parques se colmaban de bicicletas los domingos y la aristocracia disfrutaba de vacaciones en verano. Se afianzaba así la noción de tiempo libre como contracara del trabajo cotidiano sujeto a horario.


Las ciudades modernas

Las ciudades albergaron tanto a los sectores de la élite y sus lujos como a la pobreza evidente de los barrios obreros y las fábricas en el cinturón de las ciudades.


El optimismo

Todo el esplendor de la época se pudo simbolizar en la construcción del barco más lujoso, rápido y grande de la historia conocida hasta ese momento: el Titanic. Este famoso trasatlántico, considerado una obra de ingeniería monumental, fue el símbolo de progreso y evolución de su época, prometiendo unir Estados Unidos con Europa ofreciendo un viaje lujoso y seguro. Su hundimiento en 1912 fue un duro golpe para toda una sociedad convencida del ideal de progreso ilimitado


Entretenciones de la Belle Époque

Los sectores medios y altos comenzaron a disfrutar del teatro, el cine, la música, la ópera, las librerías, los café-conciertos, el ballet y las grandes exposiciones de arte. Así, los parques de atracciones, bulevares y otros lugares públicos se convirtieron en espacios valorados para el ocio y la socialización. El arte y el espectáculo comenzaron a ser parte de la vida cotidiana.

Los cabarets

Fueron uno de los entretenimientos ícono de la época y su principal exponente fue el local Le Moulin Rouge, ubicado en París. Destacaron por ser salas de espectáculos, generalmente nocturnos, que combinaban música y danza. Algunos también presentaban rutinas de humor, ilusionismo y variadas artes escénicas, asentando la nueva cultura del ocio.


El cine

Entretención que influyó en más de un sector de la sociedad y que, por su bajo costo, era accesible para los trabajadores. Las funciones eran espectáculos concurridos y esperados por la población. El cine surgió gracias al cinematógrafo, máquina capaz de filmar y proyectar imágenes en movimiento.