El final de la guerra y la paz de Versalles

Un balance de diez millones de muertos, y regiones y ciudades arrasadas por armas nunca vistas, como ametralladoras, blindados y gases, llevó a pensar que tanto horror nunca sería superado. Por eso -ahora es ironía- fue llamada la “Gran Guerra”.

A fines de 1917, el equilibrio militar existente comenzó a decantarse en favor de los aliados. El tratado de Brest-Litovsk (marzo de 1918) liberó a los alemanes del frente oriental. El Reich decidió concentrar sus esfuerzos contra los aliados franco-británicos. La campaña, emprendida a mediados de 1918, empezó con una serie de de éxitos, pero tras lograr meter una cuña entre los ejércitos de Reino Unido y Francia, se detuvo ante Amiens. Las tropas alemanas quedaron frenadas por su debilidad logística: carecían de alimentos y armas. Por el contrario, el aprovisionamiento por parte de Estados Unidos liberó de este problema a los aliados.

La derrota alemana

El 26 de marzo, en la conferencia de Goullens, los aliados establecieron un mando único, confiando al mariscal francés Ferdinand Foch. Los alemanes avanzaron hacia el Marne, donde ya se habían medido ambos bandos en 1914. La nueva batalla del Marne se extendió desde el 15 de julio al 2 de agosto, saldándose a favor de los aliados.

El 8 de agosto se desencadenó la ofensiva aliada, y el frente alemán comienza a resquebrajarse. A principios de octubre, los aliados recuperan St. Quentin, Cambrai y Laon. El último enclave alemán en territorio francés había caído. El 15 de septiembre, los aliados apostados en Salónica (Grecia) derrotaron a los búlgaros, ocuparon Serbia y penetraron en territorio austro-húngaro. Una semana después, el general Erich Ludendorff pidió al gobierno que solicitara un armisticio sobre la base de los 14 Puntos formulados por el presidente estadounidense Thomas W. Wilson. Tras el desmoronamiento del frente austriaco ante los italianos, en la batalla de Vittorio Veneto (noviembre de 1918), la conmoción por la derrota provocó alzamientos revolucionarios en los territorios del Imperio Habsburgo: se sucedieron la proclamación de independencia de los checoslovacos y del territorio que más tarde sería Yugoslavia, además de la capitulación otomana. El 26 de octubre, Alemania declaró que aceptaba el plan de paz de Wilson, provocando el derrumbe de la moral alemana. El 4 de noviembre, la marinería se amotinó en las bases navales del Mar del Norte y, el día 9 se produce una huelga general en Berlín. El canciller, príncipe Max von Baden anunció la renuncia del káiser Guillermo II, pero el socialdemócrata Philipp Scheidemann, secretario de Estado, se apresuró a proclamar la República. El 11 de noviembre de 1918, en los bosques de Compiègne (Francia), los delegados alemanes firmaron la rendición del Imperio alemán.

La delegación alemana al momento de firmar el armisticio frente al mariscal Foch (11 noviembre 1918)

En enero de 1919, comienza en París la conferencia de paz, formándose más de cincuenta comisiones. Al poco tiempo se constituyó una instancia superior: el Consejo de los Cuatro, que integraban a Wilson (presidente de Estados Unidos), Georges Clemenceau (primer ministro francés), David Lloyd George (primer ministro británico) y Vittorio Emmanuele Orlando (presidente del parlamento de Italia).

Dentro del marco de Versalles, se firmaron distintos tratados con cada una de las naciones derrotadas: el de Versalles, con Alemania (28 de junio de 1919); el de St. Germain, con Austria (10 de septiembre); el de Neuilly, con Bulgaria (27 de noviembre); el de Trianon, con Hungría (4 de junio de 1920) y el de Sèvres, con el Imperio otomano (10 de agosto).

Francia recuperó Alsacia-Lorena y ocupa la cuenca carbonífera del Sarre; Dinamarca, el Schleswig septentrional, y Polonia adquiere Posnania y Alta Silesia. Además, Alemania perdió sus colonias y protectorados en beneficio de Francia, Reino Unido, Japón y Bélgica. En el tratado se incluyó la prohibición de la unificación de Austria y Alemania. Sus fuerzas armadas fueron desmanteladas: el Ejército se redujo a 100.000 hombres, la marina a 16.000 y desapareció la fuerza aérea. Un posterior congreso, celebrado en París (1921), impuso a los alemanes indemnizaciones económicas: 132.000 millones de marcos oro a pagar en 30 años.

Por su parte, Italia pasó a controlar Trieste, Istria, Tirol del Sur y Trentino Alto-Adigio. Pero tuvo que renunciar a sus pretensiones sobre Dalmacia, Fiume y Albania, aceptando el Tratado de Rapallo con Yugoslavia.

Balance de sangre

Se calcula que la Primera Guerra Mundial provocó unos 10 millones de muertos y 20 millones de heridos, sin contar los civiles.

La Sociedad de las Naciones (SDN)

Impulsada por el presidente de Estados Unidos, Thomas W. Wilson, esta organización supranacional se constituyó en 1919, a fin de asegurar la paz mundial y mediar en los conflictos entre naciones. Tuvo su sede en Ginebra (Suiza) y recibió la adhesión de 58 Estados. Con una Asamblea, un Consejo y una Secretaría, se encargó de administrar algunos de los territorios de los países derrotados en la Primera Guerra Mundial. Entre los organismos que creó destaca la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sus fines de estabilización internacional fracasaron en varias oportunidades. En 1946 fue disuelta y su función fue asumida por las Naciones Unidas (ONU).


Fuente: Historia Universal: un mundo en armas, 2004

El atentado de Sarajevo: el magnicidio que fue el detonante de la Primera Guerra Mundial

La historia oficial dice que la Primera Guerra Mundial terminó a las 11 de la mañana del día 11 del mes 11 de 1918.

Ese día Alemania firmó el armisticio, un acuerdo de paz preparado por Francia y Reino Unido para poner fin a los enfrentamientos.

Así acababa un conflicto que duró cuatro años y cuatro meses, en los que “La Triple Alianza”, conformada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, se enfrentó a la “La Triple Entente”, integrada por Reino Unido, Francia y Rusia.

El triste saldo fue más de 17 millones muertos entre soldados y civiles.

Hay cientos de libros dedicados a discutir las causas del conflicto, pero en medio de su complejidad hay un hecho puntual en el que los historiadores están de acuerdo: el evento que sirvió de detonante para que se desatara la guerra.

Muerte en Sarajevo

El 28 de junio de 1914 un doble asesinato desembocó en la muerte de millones de personas.

Ese día Francisco Fernando, archiduque de Austria-Hungría, estaba de visita junto a su esposa Sofía Chotek en la ciudad de Sarajevo, en la provincia de Bosnia Herzegovina, que en ese entonces pertenecía al imperio austrohúngaro.

La visita, sin embargo, no era vista con buenos ojos.

Para muchos era incluso una provocación. Entre estos estaba un grupo de jóvenes nacionalistas serbios, que luchaban para que Serbia recuperara la provincia de Bosnia-Herzegovina.

Varios de ellos salieron a la calle y se mezclaron entre la multitud a esperar el paso de la caravana imperial.

A eso de las 10 de la mañana comenzó el caos.

Nedjelko Cabrinovic, uno de los jóvenes conspiradores, lanzó una granada contra el carruaje descapotado en el que iban Francisco Fernando y Sofía.

El artefacto, sin embargo, rebotó en la parte de atrás y al explotar hirió a varios miembros del séquito y a espectadores del desfile.

Un nuevo plan

La pareja imperial resultó ilesa, pero su equipo de guardia insistió en que cancelaran el recorrido.

Francisco Fernando, sin embargo, decidió un nuevo plan: ir al hospital para visitar a un oficial que había resultado herido, antes de continuar con la programación del día.

Este cambio de planes generó confusión entre los conductores, que encaminaron al convoy por calles en las que aún estaban ubicados los conspiradores.

Uno de ellos era Gavrilo Princip, un joven de 19 años que se topó con la caravana.

El carro de la pareja real pasó a solo metros de Princip y ahí el joven supo que era su momento.

Con una pistola le disparó a Francisco Fernando en el cuello y a Sofía en el abdomen.

Sofía murió en el auto, mientras Francisco Fernando murió poco después de llegar a la casa del gobernador, según narra Annika Mombauer, profesora de la Open University.

Solo el comienzo

Princip trató de suicidarse en el acto pero fue apresado por la multitud.

Como era menor de edad se salvó de la pena de muerte y fue condenado a 20 años de prisión, pero murió 4 años después a causa de la tuberculosis.

El asesinato del archiduque desató una serie de protestas y un mes después, el 28 de julio, Austria-Hungría le declaró la guerra a Serbia.

Ese fue solo el comienzo de una imparable bola de nieve.

Rusia se involucró porque ya tenía una alianza con Serbia.

Alemania, que era aliado de Austria-Hungría, le declaró la guerra a Rusia.

Reino Unido, a su vez, le declaró la guerra a Alemania, luego de que los alemanes invadieran la neutral Bélgica, con quien los británicos tenía acuerdos de protección, al igual que con Francia.

El resto es historia, una historia que marcó el rumbo de Europa y que un siglo después sirve para seguir teniendo presente los horrores de la guerra.


Fuente. BBC Mundo (10 noviembre 2018)