El lenguaje deshumanizante y el daño que genera

Una rima antigua en inglés suele decir que “los palos y las piedras pueden romper mis huesos” (sticks and stones may break my bones), pero las palabras también pueden lastimarte.

Están presentes en la cargada retórica de ambos lados del conflicto que se desarrolla en Israel y Gaza, al igual que se encuentran en el lenguaje de los enfrentamientos en todo el mundo: viejas figuras literarias y calificativos despectivos que buscan retratar a grupos enteros de personas como si fueran de alguna manera menos que humanos.

Aquellos que siguen el conflicto actual en Israel y Gaza habrán escuchado voces de ambos lados referirse mutuamente como “animales” y “bestias” en diversas formas.

Cuando proviene de líderes políticos y comentaristas de los medios, al principio puede parecer poco más que un gesto teatral. Sin embargo, un conjunto de investigaciones sugiere que existen razones por las cuales todos debemos estar hipervigilantes sobre las palabras que usamos y escuchamos.

“Los grupos odiados, despreciados y en los que no se tiene confianza son descritos a menudo de manera deshumanizante, tanto de manera abierta a través de metáforas que los asemejan a animales como de manera más sutil mediante descripciones menos humanizantes”, afirma Nick Haslam, profesor de psicología en la Universidad de Melbourne en Australia.

“Sorprendentemente, hay poca evidencia de que el lenguaje deshumanizante cause comportamientos violentos, pero existe mucha evidencia que indica que los acompaña. Las personas que deshumanizan a otros ciertamente son más propensas a tratarlos mal”, apunta.