Terra Nullius: Tierras que nadie reclama

Aunque a primera vista en un mapa todo sean países, lo cierto es que todavía hoy existen tres Terra Nullius en el mundo, o lo que es lo mismo, tres territorios del planeta que no son de nadie y tampoco han sido reclamados por nadie. Estas paradojas suponen casos muy extraños del derecho internacional, ya que esta figura de las tierras de nadie eran habituales entre los siglos XV y XVIII, cuando lo que hoy conocemos como Estados eran una figura muy circunscrita a Europa y las colonizaciones y exploraciones todavía estaban en desarrollo.

El territorio sin reclamar de mayor tamaño se encuentra en la Antártida. Es la Tierra de Marie Byrd. Aunque el resto de la Antártida tiene reclamaciones de distintos países, estas se encuentran anuladas por el Tratado Antártico, que establece que este territorio helado no pertenece ni puede pertenecer a ningún país.

En Europa, y concretamente en los Balcanes, tenemos otro ejemplo. Gornja Siga es su nombre oficial, aunque suele ser más conocido como Liberland. Este otro territorio sin dueño —entre otros en la zona— se creó cuando el Danubio, que marcaba la frontera entre Serbia y Croacia, cambió su curso y el nuevo cauce creó nuevos límites. Así, entre el antiguo curso y el nuevo han quedado una serie de tierras de nadie que los dos países que hacen frontera deben resolver.

Por último encontramos otro diferendo entre Egipto y Sudán, que además da la casualidad de que la disputa lleva dos territorios en uno, Bir Tawil y el llamado Triángulo de Halayeb. Esta cuestión, que se retrotrae hasta la época del protectorado británico en la zona, tiene como característica que dado que los dos países reclaman la porción más grande y rechazan la más pequeña, conseguir la soberanía de uno o desestimarla para siempre provocaría tener automáticamente la soberanía del trozo más pequeño o que esta pasase al otro país si la rechazase, algo que, a su vez, el país beneficiado no querría. Quizá por eso no lo han solucionado en décadas.